domingo, 22 de febrero de 2009

Teresa

El viernes te despediste con lágrimas en los ojos. Puede parecer cínico pero tu salida no fue un alivio para nosotros. Te vimos partir hacia un futuro incierto con el corazón en un puño. Ya sabes, no hay piedad para quien se salta las normas, aunque esté en una situación delicada como tú. Hemos intentado tratarte con respeto y proporcionarte algo de afecto pero esto es un centro donde conviven muchas personas que están abandonando la niñez y se adentran en el tormentoso mar de la adolescencia. Tu mar. El mar en el que estás naufragando sin remedio. Pero mientras otros tienen el salvavidas familiar tú no tienes donde agarrarte. En realidad parece que no le importas a nadie. Ni a los que te ciudan, ni a los que te educan, ni a los que te dieron la vida. Vagarás por las calles sin saber muy bien a dónde ir. Querrás hacerte un sitio en la sociedad que te rechaza. Quizá te falten fuerzas o quizá no seas del todo consciente de tu futuro. Mejor pensar en el presente y tratar de salir adelante día a día. Espero que en tu camino encuentres personas más generosas que nosotros que te ayuden a salir de la prisión que te atenaza. Ojalá tengas la lucidez necesaria para liberarte de tí misma.

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