sábado, 19 de julio de 2008

A las puertas del paraíso perdido


Volvía con mi padre a mi ciudad cuando se me ocurrió visitar las Tablas de Daimiel. En el atardecer de un día cualquiera paré a fotografiar lo que quedaba del río Guadiana, a la altura del molino de Molemocho. Ni rastro de agua. El lecho del río sucio y cuarteado. Pero lo que me llamó más la atención fue divisar un "pívot" en el horizonte cercano, como un enemigo desafiante. A las puertas mismas del Parque Nacional, humedal de importancia internacional SECO, el símbolo del desarrollo regional a través de los regadíos con aguas subterráneas me decía: "¡Mirame! Sigo aquí y nadie va a impedir que robe el agua a las Tablas". Mirándolo se me encogió el corazón. Vanas palabras las de aquellos que simulan tomar medidas -ahora que no hay nada que hacer- para recuperar este humedal perdido.

Comenzando por el principio

Acabo de iniciar este blog y no se muy bien por dónde empezar. No soy un experto en esto de las bitácoras, desconozco la jerga de los iniciados en ello, tampoco se qué periodicidad ni hay un tema en concreto sobre el que sea experto y quiera hablar.
Creo que las entradas (destellos) será ocurrencias desordenadas (que no anárquicas) que considere interesantes para compartir o, simplemente, que crea conveniente darlas a conocer, aunque no le importen a nadie.
No es mi intención seducir ni dejar al descubierto mis sentimientos (al menos totalmente) pero sí me gustaría compartir mis ideas, mis opiniones o, simplente aquellas pequeñas cosas que me fascinan.
Veremos en qué queda todo esto.