domingo, 19 de octubre de 2008

Soledades


Hay una soledad serena, la del que se aísla conscientemente del mundo que le rodea pero no rompe puentes con las personas. Es la soledad del solitario social.
Hay otra soledad hosca, la del solitario que rechaza el contacto con sus semejantes. Cuando persiste en malas circunstancias se podría decir que es heróica. Es la soledad del solitario egoísta.
Está la soledad de los viejos. Nadie les quiere y nadie les soporta. En una sociedad donde el valor es Peter Pan, estorban las arrugas, el andar cansado, la memoria y la experiencia. Es la soledad de la decrepitud.
Pero hay otra soledad, la soledad compartida, que corroe los vínculos que unen a la pareja. Es la soledad del silencio compartido, de las miradas furtivas, del aislamiento. De la soledad en compañía. Es una soledad tóxica porque no es deseada. Es la soledad del solitario acompañado.
No está más solo el que no tiene compañía sino el que la tiene pero no la posee.

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